Poesía de porquería
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Poesía de porquería
Poesía de porquería: La lírica post-reguetónica de Calle 13
En Rojo
Frances Negrón-Muntaner/Suplemento Especial
Desde sus inicios en la década de los 80, al reggaetón se le ha acusado de ser basura cultural; puro ruido sin valor alguno, y hasta “suciedad y degeneración pasándose por arte”. En el caso del dúo conocido como Calle 13, aparte de vulgar, la crítica también le ha llamado incomprensible y confuso.
La idea de que Calle 13 trafica con basura y no “se entiende” tiene algo de verdad, aunque no en el sentido que sugiere la crítica. En términos formales, la lírica de Calle 13 se distingue por lo que podríamos llamar sus claras tendencias surrealistas. Con el objetivo de trastocar los clichés del habla cotidiana, la música, y la literatura, Calle 13 emplea la fragmentación o la sustitución de las palabras por paráfrasis o asociaciones, para liberar el lenguaje de su carga mimética, social y moral. Calle 13 también apuesta a lo que el escritor surrealista André Breton llamó la “imagen” o “la aproximación fortuita” de dos términos distantes que producen “chispas” al entrar en contacto, como juntar en una línea “arroz pegao, dominicanos en balsa” para evocar a Puerto Rico. A modo de los surrealistas clásicos, Calle 13 además se interesa por agredir la moral burguesa en materia de sexualidad.
El surrealismo de Calle 13, sin embargo, difiere del europeo. Mientras que Breton y sus allegados tenían que “crear” condiciones surrealistas apropiándose de prácticas culturales de la población colonial francesa, Calle 13 es producto de un contexto neocolonial donde lo surreal es vivencia cotidiana. En este sentido, lo que Calle 13 les ofrece a sus seguidores “modelnos”, en palabras de Residente, no es una versión nueva del proyecto surrealista europeo. Más bien, se trata de la incorporación de los métodos y descubrimientos del surrealismo global a una poética que, dada su temática, orientación política, y estilo podríamos llamar “poesía de porquería”.
A un nivel, la poesía de porquería es una proposición estética que nos permite repensar las posibilidades de la música urbana y poner de manifiesto su capacidad de inventar mundos alternativos a través de la fusión de géneros musicales y juegos verbales. Pero es también una propuesta que redefine al rapero como una nueva figura intelectual cuya aportación principal es renovar y radicalizar la porquería de los espacios corporales, políticos y mediáticos. Es por esto que el vocabulario de porquería ocupa un lugar central en el mundo de Calle 13. Lo placentero, por ejemplo, no es simplemente propio del cuerpo sino “puerco, sucio, como de inodoro.” Del mismo modo, los enemigos del deseo y del disfrute no suelen identificarse de manera consistente con una nacionalidad específica o con una clase social sino con los “puercos”, aquellos seres despreciables (no siempre policías) que se venden al mejor postor o abusan de los más vulnerables. “Como robarle el desayuno a un tecato”, rapea Residente “eso es de puerco”.
La radicalidad política de Calle 13 tiene entonces menos que ver con su ocasional temática nacional que con replantearse la función del intelectual en la coyuntura actual. En un momento en el cual sobra la basura política y simbólica, Calle 13 insiste en que la porquería no se debe enterrar, ni esconder, ni suprimir. Más bien, se debe echar hacia fuera como “gargajo” para mostrar de qué forma el poder opera no sólo en la parafernalia estatal sino también, y de forma más efectiva, “a través de todo nuestro ser”, según escribiera la crítica Suzanne Roussi en otro contexto. De ahí que el reto político más urgente no es el colonialismo ni el capitalismo entendidos como estructuras externas a nosotros mismos, sino en algo infinitamente más simple y más complejo: cómo transformar con humor la porquería de la cual estamos hechos, y la basura que nos cae encima todos los días por nuestra complicidad con esas mismas estructuras.
Fragmento y traducción de “Poetry of Filth: The (Post) Reggaetonic Lyrics of Calle 13” del libro Reggaeton (Duke University Press 2009). Frances Negrón-Muntaner es escritora y cineasta; enseña en la Universidad de Columbia, Nueva York.
http://claridadpuertorico.com/content/view/403838/32/
aaa calle 13 saco un libro en su linea debe ser el k esta aka arriba
En Rojo
Frances Negrón-Muntaner/Suplemento Especial
Desde sus inicios en la década de los 80, al reggaetón se le ha acusado de ser basura cultural; puro ruido sin valor alguno, y hasta “suciedad y degeneración pasándose por arte”. En el caso del dúo conocido como Calle 13, aparte de vulgar, la crítica también le ha llamado incomprensible y confuso.
La idea de que Calle 13 trafica con basura y no “se entiende” tiene algo de verdad, aunque no en el sentido que sugiere la crítica. En términos formales, la lírica de Calle 13 se distingue por lo que podríamos llamar sus claras tendencias surrealistas. Con el objetivo de trastocar los clichés del habla cotidiana, la música, y la literatura, Calle 13 emplea la fragmentación o la sustitución de las palabras por paráfrasis o asociaciones, para liberar el lenguaje de su carga mimética, social y moral. Calle 13 también apuesta a lo que el escritor surrealista André Breton llamó la “imagen” o “la aproximación fortuita” de dos términos distantes que producen “chispas” al entrar en contacto, como juntar en una línea “arroz pegao, dominicanos en balsa” para evocar a Puerto Rico. A modo de los surrealistas clásicos, Calle 13 además se interesa por agredir la moral burguesa en materia de sexualidad.
El surrealismo de Calle 13, sin embargo, difiere del europeo. Mientras que Breton y sus allegados tenían que “crear” condiciones surrealistas apropiándose de prácticas culturales de la población colonial francesa, Calle 13 es producto de un contexto neocolonial donde lo surreal es vivencia cotidiana. En este sentido, lo que Calle 13 les ofrece a sus seguidores “modelnos”, en palabras de Residente, no es una versión nueva del proyecto surrealista europeo. Más bien, se trata de la incorporación de los métodos y descubrimientos del surrealismo global a una poética que, dada su temática, orientación política, y estilo podríamos llamar “poesía de porquería”.
A un nivel, la poesía de porquería es una proposición estética que nos permite repensar las posibilidades de la música urbana y poner de manifiesto su capacidad de inventar mundos alternativos a través de la fusión de géneros musicales y juegos verbales. Pero es también una propuesta que redefine al rapero como una nueva figura intelectual cuya aportación principal es renovar y radicalizar la porquería de los espacios corporales, políticos y mediáticos. Es por esto que el vocabulario de porquería ocupa un lugar central en el mundo de Calle 13. Lo placentero, por ejemplo, no es simplemente propio del cuerpo sino “puerco, sucio, como de inodoro.” Del mismo modo, los enemigos del deseo y del disfrute no suelen identificarse de manera consistente con una nacionalidad específica o con una clase social sino con los “puercos”, aquellos seres despreciables (no siempre policías) que se venden al mejor postor o abusan de los más vulnerables. “Como robarle el desayuno a un tecato”, rapea Residente “eso es de puerco”.
La radicalidad política de Calle 13 tiene entonces menos que ver con su ocasional temática nacional que con replantearse la función del intelectual en la coyuntura actual. En un momento en el cual sobra la basura política y simbólica, Calle 13 insiste en que la porquería no se debe enterrar, ni esconder, ni suprimir. Más bien, se debe echar hacia fuera como “gargajo” para mostrar de qué forma el poder opera no sólo en la parafernalia estatal sino también, y de forma más efectiva, “a través de todo nuestro ser”, según escribiera la crítica Suzanne Roussi en otro contexto. De ahí que el reto político más urgente no es el colonialismo ni el capitalismo entendidos como estructuras externas a nosotros mismos, sino en algo infinitamente más simple y más complejo: cómo transformar con humor la porquería de la cual estamos hechos, y la basura que nos cae encima todos los días por nuestra complicidad con esas mismas estructuras.
Fragmento y traducción de “Poetry of Filth: The (Post) Reggaetonic Lyrics of Calle 13” del libro Reggaeton (Duke University Press 2009). Frances Negrón-Muntaner es escritora y cineasta; enseña en la Universidad de Columbia, Nueva York.
http://claridadpuertorico.com/content/view/403838/32/
aaa calle 13 saco un libro en su linea debe ser el k esta aka arriba
PARDO- Usuario Activo
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Edad : 31
Localización : Tampico,Tamps.
Fecha de inscripción : 02/12/2008
Re: Poesía de porquería
Pues esta bien no
Pues la verdad que todos los demas si son una porqueria y como dice desde los 80's se sabia eso, pero calle 13 ha hecho las cosas con calidad, ellos le ponen mas empeño a su poesia.
Pues la verdad que todos los demas si son una porqueria y como dice desde los 80's se sabia eso, pero calle 13 ha hecho las cosas con calidad, ellos le ponen mas empeño a su poesia.
Edvite.- Usuario Activo
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Localización : Santo Domingo
Fecha de inscripción : 03/12/2008
Re: Poesía de porquería
pues claro compa calle 13 pura calidada papa
xq debajo de todas las letras trae mensajes
como dice el mismo con calma pa hay k ser astuto
(pa k las cosas salgan vien)
xq debajo de todas las letras trae mensajes
como dice el mismo con calma pa hay k ser astuto
(pa k las cosas salgan vien)
PARDO- Usuario Activo
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Edad : 31
Localización : Tampico,Tamps.
Fecha de inscripción : 02/12/2008
Re: Poesía de porquería
esactamente calle 13 no habla mierda comercial como muchos otros artistas, calle se preocupa por dar mensajes y a la vez entretener al publico con liricas divertidas
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